Y sin respetar la legislación universal de la Iglesia de comulgar en la boca, el Papa Pablo VI denuncia –en su Instrucción Memoriale Domini (abreviatura MD)– la introducción de la comunión en la mano sin autorización: «Y aún más, en algunas comunidades y lugares se ha practicado este rito, a pesar de no haberse pedido antes la Aprobación de la Sede Apostólica...» (MD, 1274 –numeración del Enchiridion Vaticanum, tomo 3-) (CM, pp.17 y 19).«la introducción de este uso ha sido ILEGAL y ABUSIVA» (CM, p.55) «En realidad el fin de MD no fue instrumentar la adopción de la comunión en la mano sino mantener su prohibición» (CM, p.136). Sin embargo, primitivamente, en los primeros tiempos de la Iglesia se comulgaba en la mano que es «un evidente anacronismo: los antiguos no conocían otro modo de comulgar» (CM, p.69) «pero la comunión en la boca es el modo que hubieran deseado tener». (CM, p.68). «Sin embargo, las prescripciones de la Iglesia y los documentos de los Padres manifiestan con abundancia la máxima reverencia y la suma prudencia tenidas para con la Sagrada Eucaristía. Porque "nadie... come aquella carne a no ser que previamente la haya adorado", y al sumirla cada uno es amonestado: "...recíbela cuidando que nada de ella se pierda": "Porque es el Cuerpo de Cristo"». (MD, 1275) (CM, p.19).
de comulgar en la boca?
«El cambio del uso primitivo y sus razones
[Hace referencia Mons. Laise al historiador Jungmanns]: «Esta costumbre de entregar la Eucaristía en la mano traía consigo el peligro de abusos... Con todo, más que el temor a los abusos, influyó, sin duda, la creciente reverencia al sacramento a que se diese más tarde la sagrada forma directamente en la boca. Aunque existen noticias de épocas anteriores, testimonios ciertos de la abolición -la comunión en la mano- se dan sólo en el siglo IX...» (CM, p.58)
1278 Por lo demás, con esta manera de obrar, que ya debe considerarse tradicional, se asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas DE MODO QUE SE APARTE TODO PELIGRO DE PROFANAR LAS ESPECIES EUCARÍSTICAS, en las que "de modo singular está presente todo y entero Cristo, Dios y hombre, de manera substancial y permanente"; y finalmente, para que se guarde con diligencia el cuidado que la Iglesia ha recomendado siempre acerca de los fragmentos mismo del pan consagrado: "Pues lo que dejas caer, considéralo, como amputado de tus propios miembros."». (MD 1276-1278) (CM, pp.21, 23).
Entonces el mismo Papa Pablo VI PROHIBE LA COMUNIÓN EN LA MANO EL CUAL LO CONSIDERA UN CAMBIO OFENSIVO, luego de hacer una encuesta a todos los Obispos del mundo, que: «Sobre 2.136 votantes sólo el 26,6% votó a favor...» (CM, p.72) de comulgar en la mano. Veamos el texto:
Advertencia sobre los peligros que conlleva el cambio
1280... Consiguientemente, a partir de las respuestas dadas, es evidente que la inmensa mayoría de los obispos estima que de ninguna manera se debe cambiar la disciplina actual; más aún, si se cambiara, este cambio sería ofensivo, tanto para la sensibilidad como para la espiritualidad de estos mismos obispos y de la mayoría de los fieles.
Pero, el daño ya estaba hecho, la comunión en la mano se había difundido, a pesar de los intentos del Papa por evitarlo, por eso, «la Carta enviada por el Consilium en nombre del Papa a todos los obispos junto con la ficha de votación decía: «"En los países y en las regiones donde la nueva práctica de poner la partícula en la mano se ha introducido parece cada vez más difícil, si no directamente imposible, impedirla". El mismo Pablo VI, en el apunte autógrafo en el que propuso el esquema de MD, dice: "ha de tenerse presente que el uso o el abuso de la distribución de la sagrada comunión [en la mano] está ya ampliamente difundido en algunos países y que los obispos [por ejemplo el Cardenal Suenens, etc.] no cree posible reprimirlo.
También el Cardenal Gut, el Prefecto de la Congregación del Culto Divino que firmó MD, en una entrevista publicada el 20 de julio de 1969, da testimonio de aquellos tiempos difíciles: "Hasta el presente se había permitido a los obispos autorizar experiencias, pero con frecuencia se han franqueado los límites de esta autorización y muchos sacerdotes han simplemente hecho lo que han querido. En ese caso, lo que ha ocurrido algunas veces es que ellos se han impuesto. Estas iniciativas, tomadas sin autorización, con frecuencia no podían ser detenidas porque se habían expandido demasiado lejos. Con su gran bondad y prudencia, el Santo Padre ha con frecuencia cedido, y muchas veces lo ha hecho contra su voluntad."» (CM, pp.78-79).
Y es así que el Papa concede la posibilidad del INDULTO para las situaciones irregulares, que obviamente no significa cambiar la comunión en la boca por recibirla en la mano:
¿Por qué el Papa concede el indulto si sabe las consecuencias?
Con el indulto no se busca derogar la comunión en la boca. «No se concede un bien sino algo de suyo MUCHO MÁS IMPERFECTO comunión en la mano que la ley general en vigor comunión en la boca. Esta concesión se debe a la decisión prudencial de TOLERAR un uso peligroso para evitar un mal mayor (la desobediencia generalizada)» (CM, p.126). «Es más, la solución deseada hubiera sido cerrar la puerta a toda concesión pero se la adoptó temiendo "una reacción violenta en algunas zonas y una desobediencia más difundida donde el uso ya esté introducido" » (CM, p.134) A pesar que aquella solución hubiera tenido «el apoyo de la mayoría absoluta, evitaría las consecuencias negativas, temidas a causa del uso de la comunión en la mano y tendría el apoyo de amplia parte del clero y de los fieles» (CM, p.114). Considerando todo esto el indulto fue aceptado pero «cuya concesión fue fruto de la política del "hecho consumado"» (CM, p.137). Y el 2 de octubre de 1968 hubo una reunión de los secretarios de los dicasterios involucrados y la situación, con respecto a la comunión en la mano, es que «el uso está ya introducido y es difícil impedirlo, sin embargo parece preferible regularlo; no toca el dogma sino sólo la disciplina. Los peligros: coexistencia de dos modos de distribuir la comunión, debilitamiento del culto hacia la Eucaristía, peligro de profanaciones, ceder a una imposición venida de abajo.» (CM, p.102).
Conclusión: «la comunión en la mano se introdujo sin autorización. Pablo VI se opuso tenazmente a permitirla pero decidió otorgar un indulto sólo donde el uso estaba ya arraigado y esto con el propósito de "ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir su oficio pastoral, con frecuencia más difícil que nunca a causa de la situación actual"» (CM, p.118).
Con respecto a la introducción de la comunión en nuestro país por parte la Conferencia Episcopal Argentina, es de comentar su documento Fundamentos presentados en la Asamblea Plenaria de abril de 1996 en San Miguel, AICADOC 373, Suplemento del Boletín Informativo AICA n 2068 del 7 de agosto de 1996, p. 241 y también el denominado "El Pan Vivo"; esta es la reflexión final de Mons. Laise refutando las razones sin razón de aquellos responsables de la introducción de este rito en nuestro país: «Si la introducción de la comunión en la mano es "sin duda un signo de crecimiento de la vida eclesial" -"El Pan Vivo", p.5-, si "es motivo de alegría retomar esta genuina tradición" Ibid. p.16 o si "no se puede afirmar o priorizar que un modo sea mejor que otro" Ibid. p.18 no se entiende por qué en 1968 a Pablo VI "no le ha parecido oportuno mudar el modo hace mucho tiempo recibido de dar la comunión" y exhortó vehementemente a someterse a esta disposición; y mucho menos se entiende porqué en 1996 Juan Pablo II mantiene como norma dichas disposiciones. Si las afirmaciones de "El Pan Vivo" y los Fundamentos son ciertos, entonces Pablo VI se equivocó gravemente al no "redescubrir" las riquezas de ese rito. Es más, la prohibición estricta del s. X, que se mantuvo casi un milenio, fue un error pues pretendió erradicar para siempre algo valioso que recién ahora podemos "redescubrir", y esto sólo gracias a un indulto.
La respuesta es que la nueva praxis no ha sido querida por la Santa Sede, ni es parte de la reforma litúrgica posconciliar sino sólo ha sido permitida por la tenaz insistencia de algunas Conferencias Episcopales (sobre todo de países protestantes); y esto sólo después de una introducción totalmente abusiva, a la cual no fue posible resistir, a pesar de la quejas y prohibiciones de Roma.» (CM, p.135).
para introducir la comunión en la mano en Argentina?
"para que se guarde con diligencia...". Notemos que la MD presenta aquí el tan citado texto de San Cirilo sólo para ilustrar el extremo cuidado que tenía la Iglesia primitiva aún con los más pequeños fragmentos del pan consagrado ("...recíbela cuidando que nada de ella se pierda") y las cita entre otros testimonios que "manifiestan con abundancia la máxima reverencia y la suma prudencia tenidas para con la Sagrada Eucaristía". Esto es más evidente aún en las palabras que siguen en el texto de San Cirilo: "Porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?"). Más aún, la instrucción lo cita afirmando claramente que este cuidado deseado por San Cirilo, se ve mucho más eficazmente garantizado por la comunión en la boca, pues ésta "asegura más eficazmente que la Sagrada Comunión sea distribuida con la reverencia, el decoro y la dignidad que le son debidas de modo QUE SE APARTE TODO PELIGRO DE PROFANAR LAS ESPECIES EUCARÍSTICAS... y para que se guarde con diligencia el cuidado que la Iglesia ha recomendado siempre acerca de los fragmentos mismos del pan consagrado".
AL DECIR "TODO PELIGRO DE PROFANAR" SE REFIERE TAMBIÉN A LOS SACRILEGIOS MATERIALES QUE SE PRODUCIRÍAN CON LA CAÍDA DE LAS FORMAS O DE LOS FRAGMENTOS. Los testimonios antiguos en este sentido son múltiples. Tertuliano, por ejemplo, dice: "cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra" (De corona, 3 PL 2, 99); San Hipólito recomienda "cada uno esté atento... que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado" (Trad. Ap. 32.); San Efrén: "comed este pan y no piséis sus migas... una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen" (Serm. in hebd. s., 4, 4); y Orígenes: "Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra" (In Exod. Hom., hom. XIII, 3, Migne, PG 12, 391.); el mismo Pablo VIcomenta así este último texto: «"Consta que los fieles creían y con razón, QUE PECABAN, como recuerda Orígenes, si, habiendo recibido el cuerpo del Señor, y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia" (Mysterium Fidei, 32).
Alguno podría, con todo, preguntarse qué debe entenderse aquí por "fragmentos"; ante dudas planteadas en este sentido, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha respondido con claridad: "Después de la sagrada comunión, no sólo las hostias que quedan y las partículas de hostia que se han desprendido de ellas y que conservan el aspecto exterior del pan deben ser conservadas o consumidas respetuosamente, a causa del respeto debido a la presencia eucarística de Cristo, sino que también para los otros fragmentos de hostia se debe observar lo prescrito sobre la purificación de la patena y el cáliz en la Normas Generales del Misal Romano..." (Declaración De Particulis et fragmentis hostiarum reverenter conservandis vel sumendis, 2 de mayo de 1972).» (CM, pp.66-68).
«LA COMUNION EN LA MANO NO NOS ACERCA A LAS FUENTES DE LA IGLESIA PRIMITIVA SINO AL PROTESTANTISMO Y A MUCHAS DESVIACIONES DOCTRINALES ACTUALES» (CM, p.128) Veamos un ejemplo "Debe tenerse en cuenta además que el uso de la comunión en la mano NO SÓLO HA SIDO ABANDONADO, SINO QUE FUE PROHIBIDO EXPRESAMENTE ("No se debe entregar la Eucaristía en manos de ningún laico, hombre o mujer, sino solamente en la boca", Sínodo de Ruán (878); testimonios similares se hallan en Reginon de Prüm. De eccless. disciplinis, I 199, VII, y el Ordo Romanus (s. X-XI).). "Este modo de distribuir la Santa Comunión... debe ser conservado". (MD 1277)... sobre todo porque este gesto litúrgico "significa la reverencia de los fieles cristianos hacia la Eucaristía. Nótese la fuerza de esta expresión usada después de decir que la Iglesia "atestigua a través del rito mismo la fe y la adoración dirigidas a Cristo" (MD 1273). Este significado de reverencia era tan notorio que reformadores protestantes como Martín Bucero, asesor de la reforma anglicana, se esforzaron en cambiar el uso e introdujeron la comunión en la mano para que sus fieles no pensaran que Cristo estaba presente bajo la forma de pan: "No hay dudas de que el uso de no poner estos sacramentos en la mano de los fieles se debe a dos supersticiones:en primer lugar, el honor falso que pretenden tributar a este sacramento y en segundo lugar, la perversa arrogancia de los sacerdotes que presumen tener mayor santidad que el Pueblo de Cristo, a causa del crisma de la consagración.
Indudablemente el Señor dio sus símbolos sagrados obsérvese como no creen en la presencia real de Cristo en la Eucaristía... llaman a la Hostia consagrada, símbolo a los apóstoles en la mano y nadie que haya leído los escritos de los antiguos puede dudar de que éste era el uso de las iglesias hasta el advenimiento de la tiranía del Anticristo Romano para los protestantes el Anticristo es el Papa.
Y dado que debe detestarse toda superstición del Anticristo Romano y retomarse la simplicidad de Cristo, de los apóstoles y de las antiguas iglesias, quiero que se mande a los pastores y maestros del pueblo que cada uno enseñe que es supersticioso y malicioso pensar que las manos de los que realmente creen en Cristo son menos puras que sus bocas, o que las manos de los ministros son más santas que las manos de los laicos, de tal manera que sería malo, o menos correcto -como en otro tiempo creía erradamente el pueblo sencillo- que los laicos recibieran esos sacramentos en la mano. Por lo tanto, quisiera que sean eliminadas las manifestaciones de esta creencia perversa es decir: que los ministros puedan tocar los sacramentos pero no permitan a los laicos hacerlo, poniendo en cambio los sacramentos en su boca -esto no solamente es extraño a lo que fue instituido por el Señor sino también ofensivo a la razón humana-. (justamente afirma lo contrario de Pablo VI, donde dice con respecto a la comunión en la mano que: "ESTE CAMBIO SERÍA OFENSIVO" (MD 1280)).
De este modo las buenas gentes serán fácilmente conducidas a recibir los símbolos sagrados en la mano, se mantendrá la uniformidad y se tomarán precauciones contra toda forma de profanación de los sacramentos.
Y si bien por un tiempo puede hacerse una concesión a aquellos cuya fe es débil dándoles la libertad de recibir los sacramentos en la boca cuando lo deseen, si son cuidadosamente instruidos pronto se pondrán en consonancia con el resto de la Iglesia y tomarán el Sacramento en la mano": citado por D. Harrison, The First and Second PrayerBooks of Edward VI. London, 1968, p.392. Cf. E.C. Whitaker, Martin Bucer and the book of Common Prayer, London, 1974."» (CM, pp.61 y 62).
Mons. Laise en su diócesis de San Luis, decidió no acogerse al indulto, por lo tanto, en su territorio diocesano ESTA PROHIBIDO COMULGAR EN LA MANO, pues «la Carta pastoral por la cual se concede el indulto no se da la facultad de aplicarlo a la Conferencia Episcopal para todo su territorio sino a cada obispo para su diócesis. Además, si éste no lo hace, queda vigente la ley universal que prohibe la comunión en la mano. Por lo tanto, cuando en una diócesis no se adopta el indulto, no es el obispo quien prohibe la comunión, sino el Papa."». (CM, pp.97-98).
A CAUSA DE LA COMUNIÓN EN LA MANO
Las profanaciones de la Eucaristía llevada a los hogares durante las persecusiones en España, pasada la tempestad, sugirieron a la Jerarquía prescribir a los fieles que consumieran el Santísimo en seguida de haberlo recibido: quien osare violar la norma, sería considerado como sacrílego. Esta es una de las razones principales por las cuales la costumbre de la Comunión en la mano fue desapareciendo en todas partes hasta la abolición definitiva. Y es lo que deben reconocer hasta los más celosos sostenedores de la nueva práctica litúrgica, con la advertencia de Paulo VI en la Instrucción Memoriale Domini, gran importancia por ser la norma actualmente vigente en esta tema; ,: "... con esta forma de actuar –se refiere a dar la Comunión en la boca se evita con mayor eficacia el peligro de la profanación de las especies eucarísticas...". Por desgracia las mejores intenciones del Papa y el firme propósito de impedir un retorno al pasado no valieron de nada. Las Conferencias Episcopales del Norte de Europa fueron las primeras en pedir y obtener ese funesto retorno, obligando a la Iglesia a repetir las humillantes experiencias de los primeros tiempos. Todo fue precedido por graves abusos, a su vez introducidos por la lenta y tenaz infiltración de la teología y práctica (la Comunión en la mano es una práctica protestante). Es demasiado fácil comprobar que todo, paso a paso, se ha desarrollado en la dirección de una crisis del dogma, en una disminución de la devoción eucarística. No sabemos si la "crisis de la Eucaristía" ha llegado a la fase más aguda; pero no puede negarse que el haber concedido la Comunión en la mano, de hecho responde a una mira preestablecida por los enemigos declarados de la Fe. En 1970 el periódico francés Vers Demain, revelaba el plan masónico, informando que al final era preciso dar el "Pan" en la mano a los comulgantes para llegar a extinguir la Fe, o sea, inducir a los creyentes a pensar que la Eucaristía no es sino un símbolo de la cena y, en definitiva, un símbolo de la común fraternidad mundial.
Pero hay algo igualmente grave a consecuencia de la concesión de Pablo VI. "Se espera toda suerte de abusos", escribía en ese entonces el Arzobispo A. Bugnini. Desde muchas partes del mundo objetaron los Obispos: "Habría grave peligro de profanaciones": Los del Continente africano podían informar que "ciertos hechiceros tienen empeño en poseer cosas sagradas"; por lo cual la Comunión en la mano habría favorecido sus manejos supersticiosos. Y precisamente desde el otoño de 1969 los sacrilegios comenzaron:
"En un restaurante, un joven desmenuzó una Hostia con una tijera, para comprobar si sangraba, y desilusionado la arrojó al retrete. El hecho es relatado por el mismo dueño del comercio, de religión protestante y sucedió en Noviembre de 1969, Toggenburg, S. Gallo.".
"En un Hospital de Alemania del sur, se encontraron, en un baño, tres Hostias, casi en descomposición, robo de un muchacho asignado a la cocina, que las había tomado con la mano. Se hallaron el 22 de diciembre de 1969".
"En un lavadero público, se encontró una Hostia consagrada en los pantalones de un chico. El mismo niño declaró que la tomó al comulgar en la mano, sucedió el 10 de enero de 1970". Testimonio dicho por el dueño de la lavandería.
"Cierto grupo de jóvenes estudiantes, tenían un floreciente comercio de venta de Hostias consagradas, que se procuraban fácilmente, desde la introducción de la Comunión en la mano. Las Hostias fueron reunidas y clavadas en la pared, como mariposas de colección, estado en el que se hallaron alrededor de (doscientas)!". Testimonio: el Deán de la Iglesia.
"Una señora que asistía diariamente a dos Misas, observó a un hombre que asistía también en las dos iglesias a la Santa Misa que ella frecuentaba y comulgaba en la mano, por lo tanto ¡dos veces al día! La señora informó de esto al Vicario General, a quien conocía muy bien. El hombre fue observado por varios días por la policía. Se descubrió su dirección. Un día fue detenido a la salida de su casa. Se le quitó el paquete que llevaba. Contenía un estuche con hostias! Cuando se le preguntó la razón, dio el nombre del destinatario que le garantizaba (cincuenta) francos por cada Hostia!". Testimonio del un Padre Dominico.
"Como sacerdote, fui obligado a distribuir la Comunión en la mano y ahí observé que de las hostias, hechas de pan común, cayeron a tierra fragmentos del tamaño de una uña del meñique y, que naturalmente, fueron llevados a la calle por los zapatos sucios de los comulgantes... Durante la distribución de la Sagrada Comunión a los muchachos, un alumno arrojó de las manos de otro el Cuerpo del Señor y el sacerdote que distribuía la comunión la pisó encima, hasta que logré rescatar la Hostia Santa de debajo de los zapatos de este señor". "Durante otra suplencia, cayó a tierra un fragmento considerable de la Hostia Consagrada y se la buscó inútilmente entre las baldosas del piso. Ciertamente se lo habrá llevado el agua, al limpiar el piso". Testimonio: el Párroco consejero espiritual.
"Me encontraba al lado derecho del altar de S. José. Delante de mí había un señor, cuyo aspecto era notorio. Por eso le observé bien. Cuando el sacerdote había puesto la Hostia en su mano, se marchó. Yo me di vuelta y vi que levantó la Hostia en alto, mirándola por todas partes; luego mordiscó un pedacito y, de improviso, metió la mano en el bolsillo, sacó algo pienso que sería un portamonedas y puso en él la Hostia. También mi hijo, estudiante de medicina en Tubingen, observó el hecho".
"El 11 de Enero de 1971, pasó frente a mí una señora, después de comulgar en la mano, se sacudió las mismas una con la otra como se hace para dejar caer migas al comer, las personas que venían detrás pisaron esas "migas". No puedo resignarme al pensamiento de que Dios tenga que estar en el piso de su casa, pisoteado por tanta gente descuidada; pues como lo enseña la Iglesia, en cada fragmento, aún en los más pequeños, se halla Cristo presente, como hombre y como Dios".
"Un párroco, abrumado por los horrores de la comunión en la mano, cuenta como máxima prueba de el peligro de esta práctica, que un niño habiendo recibido la Hostia Santa la llevó a su casa y... ¡se la dio de comer a su perro!".
Y extractamos aquí el artículo publicado en El Semanario de Berazategui Nro. 246, en el cual el mismo Demonio opina sobre esta funesta práctica:
LUEGO DE ROBAR LA HOSTIA CONSAGRADA, GRACIAS A LA COMUNIÓN EN LA MANO? |
A continuación publicamos un artículo sobre las sectas satánicas, extractado del libro de Manuel Guerra Gómez en donde explica como es un rito satánico en las MISAS NEGRAS y las profanaciones que realizan contra la Sagrada Eucaristía:
En The satanic Rituals, New York 1972 de ANTON LA VEY, vigente en su Iglesia de Satanás y en otros grupos. Su emblema es la estrella de 5 puntas con la cabeza del macho cabrío en el centro. Los adeptos de la Iglesia de Satanás se saludan haciéndose los cuernos con la mano. Las ceremonias se inician a la luz de las candelas rituales con el sonido de una campanilla, la invocación de Satanás como dios y la recitación de una letanía de 77 nombres de Satanás. Los participantes visten ropa negra, a veces con una máscara (los hombres), vestidos «sexualmente provocativos» (las mujeres). Hay un cáliz, una daga, un asperges de forma fálica, una campanilla, una imagen de Baphomet (nombre de una figuración híbrida, horrible, de Satanás), un altar ordinariamente en forma de mujer desnuda sobre una tabla (The satanic Rituals, p. 392).
La misa negra. El acto supremo del culto satánico es la llamada Misa negra simulación sacrílega de la Misa cristiana, celebrada de noche, ordinariamente en las cercanías de una ciudad. Podría definirse como el modo máximo y patente de mostrar el odio hacia Jesucristo, hacia Dios, y la devoción a Satanás. «El altar de la misa negra es una mujer desnuda, el crucifijo está cabeza abajo, hay un cáliz lleno de vino o de licor, los participantes vestidos de negro y encapuchados. Antes se requería un ex-sacerdote válidamente ordenado; ahora sobre todo una hostia realmente consagrada. El rito sigue al de la Misa católica (según las normas anteriores al Vaticano II). En ella, evidentemente, en vez del nombre de Dios, de la Santísima Trinidad y de Cristo, se invoca el nombre de Satanás. Al "Gloria", las alabanzas se dirigen a "dios señor del infierno". El "sanctus" es sustituido por "Salve, Salve, Salve, Señor Satanás, dios poderoso. La tierra y el infierno están llenos de tu gloria". El "Pater" se empieza con "padre nuestro que estás en el infierno". Después del Libera nos (1 oración tras el Padrenuestro) el sacerdote arroja al suelo la hostia consagrada y el pontífice la pisotea; hacen lo mismo el diácono y el subdiácono, mientras se hace sonar la campanilla no sin paroxismo (antes de arrojar la hostia al suelo, suele pasarla por el cuerpo de la mujer)...».
No detallamos más sobre estos sacrilegios porque son indescriptiblemente aberrantes.